Básicamente todos desarrollamos cuatro categorías diferentes de relaciones humanas y Dios quiere usarnos en estas relaciones para llevar a las personas a los pies de Cristo. Tenemos una diferente responsabilidad ante Dios, dependiendo de la clase de relación:
a. Personas que tratamos una sola vez en la vida.
Nuestro deber es estar siempre alertas y preparados para cualquier oportunidad que se nos presente para exponer el Evangelio. Por ejemplo, en una cola de espera, en un transporte público, en un mercado, podemos escuchar una conversación y tener la gracia para introducirnos. También puede ser la persona que viene a tocar la puerta de nuestro hogar.
b. Conocidos ocasionales.
En este tipo de relación, podemos iniciar diferentes tipos de conversación, de tal forma que en un día tengamos la oportunidad de llegar al terreno de lo espiritual. Por ejemplo: las personas que nos venden algo o que nos hacen un servicio frecuentemente.
c. Conocidos y amigos regulares.
Debemos ser ejemplos vivientes de lo que predicamos, así como saber ser un amigo servicial e incondicional. Debemos pedir a Dios sabiduría para saber cuándo y cómo compartir el Evangelio, o cuándo poder invitarle a la Iglesia.
d. Familiares.
Debemos descansar en la promesa de Dios: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Hechos I6:31). Asimismo, debemos esforzarnos en el amor, servicio y buen testimonio. Los cristianos predican el Evangelio a medida que creen y están conscientes que las personas que no tienen a Cristo, aunque sean "muy buenas" se irán al infierno por toda la eternidad. "Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿Acaso lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, Él lo conocerá y dará al hombre según sus obras." (Proverbios 24:11-12).
a. Personas que tratamos una sola vez en la vida.
Nuestro deber es estar siempre alertas y preparados para cualquier oportunidad que se nos presente para exponer el Evangelio. Por ejemplo, en una cola de espera, en un transporte público, en un mercado, podemos escuchar una conversación y tener la gracia para introducirnos. También puede ser la persona que viene a tocar la puerta de nuestro hogar.
b. Conocidos ocasionales.
En este tipo de relación, podemos iniciar diferentes tipos de conversación, de tal forma que en un día tengamos la oportunidad de llegar al terreno de lo espiritual. Por ejemplo: las personas que nos venden algo o que nos hacen un servicio frecuentemente.
c. Conocidos y amigos regulares.
Debemos ser ejemplos vivientes de lo que predicamos, así como saber ser un amigo servicial e incondicional. Debemos pedir a Dios sabiduría para saber cuándo y cómo compartir el Evangelio, o cuándo poder invitarle a la Iglesia.
d. Familiares.
Debemos descansar en la promesa de Dios: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Hechos I6:31). Asimismo, debemos esforzarnos en el amor, servicio y buen testimonio. Los cristianos predican el Evangelio a medida que creen y están conscientes que las personas que no tienen a Cristo, aunque sean "muy buenas" se irán al infierno por toda la eternidad. "Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿Acaso lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, Él lo conocerá y dará al hombre según sus obras." (Proverbios 24:11-12).